Las plantas siempre han sido un recurso común en la decoración, no solo de jardines sino también de interiores. Gracias a su variedad de colorido, y a sus diversas flores y hojas, se pueden combinar fácilmente con el mobiliario de cada habitación. Además, es bien sabido por todos que las plantas incrementan la humedad en el ambiente y reducen los niveles de dióxido de carbono.
Usando el cactus contra las malas ondas
Otras características curiosas acerca de estas compañeras es su capacidad de disminución del polvo y la reducción de determinados gases nocivos como el dióxido de nitrógeno. Entre las propiedades beneficiosas de las plantas encontramos también las que se refieren a lo psicológico: Las plantas de interior hacen el ambiente más agradable y, generalmente, se dice que también ayudan a tranquilizar los nervios y evitar el estrés, tan presente en nuestros días.
El Feng-Shui, por ejemplo, las utiliza para conseguir armonía, serenidad y relax en los ambientes. Todo esto es de gran ayuda en casa, pero ¿y qué hay de la oficina? En el trabajo también nos podemos aprovechar de todas las ventajas de las plantas. Una maceta con una bonita planta en tu mesa dirá mucho de ti, sin embargo la propuesta más original y saludable es la de poner un cactus junto al ordenador.
Limpiando la mala energía de la oficina
Teléfonos, ordenadores, impresoras, móviles, microondas: Las oficinas son un punto negro de radiación hoy en día. Pero los cactus son las plantas ideales tanto para decorar tu mesa como para alejar esas malas ondas de tí. Entre otras ventajas, los cactus apenas necesitan cuidados.
Viven con poco agua, en temperaturas templadas o cálidas y son muy resistentes. Varios estudios han determinado que los cactus tienen la propiedad de absorber las radiaciones nocivas que emiten muchos de nuestros electrodomésticos. Además, se ha demostrado que estas ondas no afectan de forma negativa a la vida de los cactus. Así que si no quieres ser alcanzado por malas vibraciones, no esperes más y coloca un cactus cerca de tu ordenador.